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Quiero rescatar los poemas de amor de nuestros autores.
Poemas que nos han hecho soñar, en los que hemos visto reflejados nuestros deseos.
Poemas en los que nos refugiamos cuando nuestro corazón esta triste.
Donde poder encontar las palabras que nos faltan al pensar en la persona amada.
Donde poder recuperar el aliento que nos ha quitado el amor.







martes, 22 de febrero de 2011

José Hierro

Hoy os dejo este hermoso poema
y un enlace para poder oírlo con la voz del propio
José Hierro


Junto al mar




Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.

Si muero que me dejen a solas.
El mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.

Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
que siega como hoz.

Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiece a arder,
Soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.


miércoles, 9 de febrero de 2011

Miguel Hernández



En estos tiempos, donde oriente medio esta despertando
pidiendo sus derechos y libertad, a venido a mi memoria
este poema de Miguel Hernández
¿ quien no lo ha recitado en alguna ocasión?

Un poema para la Libertad.
Se que hay muchos mas, pero este especialmente
me hace estremecer




ACEITUNEROS

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.